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Dos generaciones: 1915 y 2015

En febrero de 1926, tras leer Vieja y nueva política de Ortega y Gasset (libro que postulaba la teoría de las generaciones), Manuel Gómez Morin escribió un opúsculo titulado sencillamente 1915. Era un llamado a su propia generación (nacida entre 1890 y 1905) para aliviar los problemas históricos del pueblo -lo que Gómez Morin llamó nuestro "Dolor"- a través de la "Técnica". Por este término entendía algo muy distinto al dogmatismo tecnocrático de nuestro tiempo. Su concepto suponía partir del conocimiento objetivo, científico de los problemas, para hallar las vías de solución no solo racionales y expeditas sino sensibles y creativas. Era la directriz que había aplicado a la fundación del Banco de México y el Banco de Crédito Agrícola, las dos joyas institucionales de tiempos de Calles.

¿Por qué 1915? Porque ese año de oscuridad, año de guerra, hambre y peste, había marcado a la generación estudiantil que, sin participar (por su juventud) en la lucha armada, vivía inmersa en ella, en su tragedia y en su promesa. La Gran Guerra había aislado a México de Europa y los mexicanos habían sentido la necesidad de voltear la mirada hacia sí mismos. Y lo que encontraron fue una revelación:

Y con optimista estupor nos dimos cuenta de insospechadas verdades. Existía México. México como país con capacidades, con aspiración, con vida, con problemas propios. No sólo era esto una fortuita acumulación humana venida de fuera a explotar ciertas riquezas o a mirar ciertas curiosidades para volverse luego. No era nada más una transitoria o permanente radicación geográfica del cuerpo estando el espíritu domiciliado en el exterior.

Ese año, recordaba Gómez Morin, Ramón López Velarde (su amigo y vecino) "cantaba un México que todos ignorábamos viviendo en él", Saturnino Herrán pintaba escenas de la modesta vida cotidiana, y Manuel M. Ponce recogía las tonadas populares:

¡Existían México y los mexicanos! ... Del caos de aquel año nació la Revolución. Del caos de aquel año nació un nuevo México, una idea nueva de México y un nuevo valor de la inteligencia en la vida.

Gómez Morin trabajó intensamente para conjuntar ese grupo que pusiera en práctica aquella "idea nueva de México" para resolver con inteligencia los problemas fundamentales del país: el campo, las fábricas, la educación técnica, la seguridad social, la explotación de los recursos naturales y la organización política. No lo logró entonces ni tampoco en 1929, cuando trató de persuadir a Vasconcelos de crear un partido civil en vez de apostar todo en la campaña presidencial. Pero sin haberse constituido formalmente como grupo, la Generación de 1915 trabajó como un conjunto de individualidades inspiradas por un propósito común, expresado con toda sencillez por Daniel Cosío Villegas: "Hacer algo por México".

Además del grupo inicial de los "Siete Sabios", formado por el propio Gómez Morin, Vicente Lombardo Toledano, Alfonso Caso, Antonio Castro Leal, Teófilo Olea y Leyva, Alberto Vásquez del Mercado y Jesús Moreno Baca (rescatado de la oscuridad recientemente por Gilberto Adame en su libro El séptimo sabio), integraban la Generación de 1915 intelectuales cercanos a los siete (Daniel Cosío Villegas, Narciso Bassols, Miguel Palacios Macedo) y decenas de personajes coetáneos, todos con una actitud histórica claramente definida: eran fundadores, eran constructores.

Alguna vez hice el listado provisional de los nombres y fundaciones de la Generación de 1915. El saldo es impresionante: el Politécnico, los institutos dedicados a la salud (Cardiología, Nutrición, Enfermedades Tropicales), el INAH, el Observatorio Nacional, los principales institutos de la UNAM, El Colegio de México y el Fondo de Cultura Económica, varias revistas perdurables, la CTM, el PAN, el TEC y el ITAM, para no hablar de las empresas privadas. El entramado institucional que aún nos sostiene es obra suya.

Ha pasado un siglo desde aquel año de oscuridad y revelación. Una generación paralela (la de los llamados "Millennials", nacidos en la década final del siglo XX) ha vivido estos tiempos de violencia con preocupación, angustia, desesperanza, hartazgo, decepción. Pero acaso en poco tiempo algún joven acierte a ver -como Gómez Morin- el significado histórico del momento actual y encuentre en 2015 la inspiración para hacer un llamado a su generación con el objeto de "hacer algo" constructivo por el México de hoy, cuyo dolor -en varios sentidos- no es menor al de 1915.

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