Madero y el poder absoluto
Hay que reconocer ahora, después
de la catástrofe de la segunda
guerra mundial, y no deberá
olvidarse jamás, que la inocente
tesis de Madero fue capaz de echar
a la hoguera a varios millones
de hombres que murieron
defendiendo un pensamiento idéntico.
Daniel Cosío Villegas
No hemos apreciado a Madero como escritor. Gracias a La sucesión presidencial en 1910 (publicado en 1908), el mexicano tomó conciencia del valor de la libertad y la democracia, y del peligro que entraña su antítesis: el poder absoluto. Acá ofrezco una selección extraída de ese libro, donde Madero dejó muy claro su dictamen histórico sobre la naturaleza del poder absoluto, ese mal radical del siglo XX y de todos los siglos.
“El régimen del poder absoluto, consiste en el dominio de un solo hombre, sin más ley que su voluntad, sin más límites que los impuestos por su conciencia, su interés, o la resistencia que encuentre en sus gobernados”.
“Napoleón quiso que la patria fuera él y se equivocó; su decepción fue tremenda al ver que tan pronto como la fortuna dejó de favorecerle, todos lo abandonaron: lo abandonó el pueblo francés a quien él había oprimido y lo abandonaron los mariscales y funcionarios a quienes él había elevado”.
“Podemos afirmar que los países en donde existe el poder absoluto, como Rusia y Turquía […] a pesar de estar en Europa, en contacto con las naciones más civilizadas del mundo y de haber sido la última cuna de la antigua civilización, han permanecido indiferentes al progreso moderno y petrificados en sus antiguas civilizaciones, progresando muy lentamente; mientras que en los países libres, el progreso ha sido portentoso y les alcanza por más lejos que se encuentren de los centros de cultura”.
“Como en estos países [de Latinoamérica] están tan arraigadas las formas republicanas, los gobernantes que llegan a imponerse para regirlos autocráticamente se ven obligados a respetar la forma […] siendo que en realidad sólo existe el poder absoluto de un hombre”.
“Las mejores pruebas de que un pueblo está gobernado por un poder absoluto son, a saber: que no hay nunca oposición ostensible, que no existen partidos políticos, que la prensa independiente apenas vive y es muy tímida, y por último, la más concluyente de todas, es que los funcionarios públicos resultan siempre electos por unanimidad de votos, y con la misma unanimidad las cámaras aprueban los actos del gobierno”.
“La consecuencia del poder absoluto es que las faltas de los gobernantes pasan inadvertidas y si se notan, nadie puede hablar de ellas, porque todos comprenden que son irremediables […] Los que hablan la verdad, son considerados por el público como desequilibrados, y por el gobierno como conspiradores”.
“[Bajo el poder absoluto] poco a poco se va falseando hasta la opinión pública, tan perspicaz en los pueblos libres en donde es iluminada por los genios de la tribuna y de la pluma”.
“Los países mejor gobernados, donde hay más libertad y el progreso es más patente, son aquellos donde existen poderosos partidos políticos que hacen oposición a los actos del gobierno cuando no están de acuerdo con sus ideales”.
“Los efectos invariables del absolutismo han sido sumir a los pueblos en la obscura noche de la ignorancia y del fanatismo, haciéndoles perder la noción de su dignidad y olvidar el amor patrio”.
“Siempre es peligroso para los pueblos dejar todo el poder en manos de un solo hombre”.
En todo momento de su presidencia, Madero gobernó con la ley. Fue congruente consigo mismo. En ningún momento de su presidencia Madero intentó ejercer el poder absoluto. Hubiese sido negarse a sí mismo. Sus enemigos añoraban el poder absoluto, él murió por la libertad. Su “inocente tesis” no deberá olvidarse jamás.