INAH

Brindis entre ruinas

El Banco de México ha cumplido su centenario. Hay que celebrarlo, aunque la conmemoración ocurra en un escenario sombrío. Cruces por doquier, cruces de personas, de proyectos, de instituciones.

Conocí a su fundador, Manuel Gómez Morin, en 1970 y lo traté hasta su muerte en abril de 1972. Para escribir su biografía lo visitaba yo en su casa de San Ángel. Lo afligía el presente -malgobernaba Echeverria- pero se le iluminaba el rostro al recordar el impulso creador de los años veinte que su generación compartía con José Vasconcelos y, paradójicamente, con Plutarco Elías Calles.

Su amigo Daniel Cosío Villegas decía, al final de su vida: "mi orgullo mayor es ver que las instituciones que formé me sobrevivirán". Se volvería a morir si viera la destrucción de la primera de ellas, la más preciada: el Fondo de Cultura Económica. Gómez Morin tuvo mejor suerte... hasta ahora. Si bien el Banco Nacional de Crédito Agrícola -la otra institución de banca pública que fundó- se malogró en pocos años, las numerosas instituciones privadas que creó (industrias, comercios, bancos, empresas de servicios) siguen activas. La propia Universidad Nacional Autónoma de México, que el gobierno callista había condenado a la desaparición, consolidó su autonomía gracias a la gestión heroica -no hay otra palabra- del rector Gómez Morin. Y aun el Partido Acción Nacional, viviendo su peor crisis, sobrevive.

En la creación del Banco de México colaboraron con Gómez Morin Fernando de la Fuente y Elías S.A. de Lima. Tenía 28 años de edad, pero ya había sido Agente Financiero de México en Nueva York (donde estudió a la Federal Reserve Board) y organizador de la Convención Fiscal que introdujo el primer impuesto sobre la renta.

En recuerdo suyo, transcribo dos pasajes de sus cartas a Vasconcelos. El primero da cuenta de su entusiasmo:

"El Banco ha sido un éxito com- pleto y entró, como dicen, con pie derecho. El consejo es absoluta- mente independiente y esperamos que se mantenga así para bien de todos […]No le parece admirable que haya sido posible fundar el Ban- co con solo diez meses de ahorro? ¿Y no le parece magnífica la ense- ñanza que el Gobierno de ahora y los futuros Gobiernos recibirán viendo las posibilidades inme- diatas de aprovechar un peque ño sacrificio?". 11 de septiembre de 1925.

El segundo es un testimonio de su desinteresada vocación de servicio:

"Estoy dispuesto a trabajar en to- do lo que me pidan y que yo pue- da hacer… (como) en la prepara- ción del Banco y ahora en la Ley de Crédito Agricola, cuya copia le enviaré muy pronto y creo que va a ser un éxito grande. Ni pido ni acepto retribución. Tampoco bus- co el trabajo ni quiero la amistad de las gentes […]nada han preten- dido exigirme y conociendo mis convicciones y mis amistades las respetan y aun las elogian en mi presencia". 2 de enero de 1926.

Visto a la distancia, el Banco de México no traicionó el espíritu de su fundador. Su historia -como la de México- ha sido pendular. El gobierno de Cárdenas acotó severamente su autonomía, condición que se suavizó en los dos sexenios siguientes. A partir de 1952 hasta 1970, en los tiempos del "Desarrollo estabilizador", lo dirigió don Rodrigo Gómez. Su gestión, coordinada con la de Antonio Ortiz Mena, se tradujo en dos décadas de crecimiento y estabilidad. El péndulo osciló de nueva cuenta cuando Echeverría decretó que "la economía se maneja desde Los Pinos". Ese "manejo" provocó una inflación sin precedente y una serie de devaluaciones. Con López Portillo el país se precipitó a la quiebra. Fue la época más oscura del Banco, doblegado por la caprichosa voluntad presidencial. Los efectos inflacionarios duraron años. Por fortuna, la responsable administración de Miguel Mancera (1982-1997) corrigió paulatinamente el rumbo: la institución recobró una autonomía de facto, que en 1994 se volvió constitucional. El manejo en los sexenios siguientes fue profesional.

Entre 2018 y 2024 el Banco resistió varias iniciativas que, de realizarse, hubiesen resultado desastrosas, como la baja discrecional de tasas de interés o la confiscación de reservas internacionales. Ojalá el gobierno no incurra en esos u otros despropósitos que puedan desvirtuar la misión fundamental del Banco de México y afectar la estabilidad monetaria.

Deseo que el Banco de México sobreviva como entidad autónoma otros cien años. Y que junto a él florezcan de nuevo las instituciones públicas que generaciones bienhechoras fundaron y que el régimen actual se ha empeñado en destruir.

Publicado en Reforma el 31 de agosto de 2025.

Sigue leyendo:

Línea de tiempo

Conoce la obra e ideas de Enrique Krauze en su tiempo.