27 diciembre 2021
Nunca conocí a nadie con el entusiasmo emprendedor de Pepe Carral. Tampoco conocí a nadie con su elegancia de lord inglés, sus finos pañuelos en la solapa y esas corbatas de colores gloriosos que combinaba como una obra de arte. Su otra elegancia, su elegancia de alma, combinaba otras prendas como la sensibilidad ante el dolor y la alegría del bien ajeno.