La democracia invita a la tolerancia. No en la acepción de "soportar" la existencia autónoma y las opiniones del otro sino de crear junto con él una atmósfera en la que prevalezca el respeto esencial que todos nos debemos.
La democracia mexicana vive y funciona. Defender lo conquistado es necesario para evitar volver a la época en que no eran los votos los que decidían el destino del país.
En todo momento de su presidencia, Madero gobernó con la ley. Fue congruente consigo mismo. En ningún momento de su presidencia Madero intentó ejercer el poder absoluto. Hubiese sido negarse a sí mismo.
En 1931, el ministro Alberto Vásquez del Mercado renunció a la Suprema Corte antes que aceptar que el poder Ejecutivo rompiera la división de poderes. Hoy, cuando la autonomía del poder judicial está en vilo, su ejemplo debe prevalecer.
Quizá en el alma platónica de
México -en sus lluvias
pertinaces, en sus cielos, en sus
volcanes apagados- se respira
paz. Es la paz que transmitía
Vicente con su trato discreto,
suave, sencillo y gentil.
El presidente de Estados Unidos podría persuadir a Andrés Manuel López Obrador de que valores comunes hacen buenos vecinos, más si son socios y amigos.