“No votarás la prostitución de la democracia. No votarás la corrupción del voto. No votarás el fin de la justicia. No votarás la muerte de la República”. Lo que ocurrió en la elección y lo que ha sucedido desde entonces confirman los cuatro mandamientos que seguí para no acudir a votar ese día.
Es inútil esperar que el cambio venga desde dentro del régimen. Es inadmisible esperar que venga desde afuera. Y no creo que la mayoría del pueblo mexicano despierte pronto del engaño en que el régimen lo ha envuelto.
Vivimos el tercer golpe de Estado a la democracia y la libertad. Que el régimen lo sepa: los mexicanos no esperarán ochenta años para recobrarlas. En la larga cuenta de la historia, golpeado entonces y ahora por la autoridad, fiel a la verdad, Ernesto Zedillo tendrá la razón final.