"A veces las circunstancias son tan delicadas que uno no tiene más remedio que aplicar la ley". La frase, atribuida a un funcionario de la UNAM tras la incruenta operación de desalojo a los estudiantes que paralizaron esa casa de estudios en 1999, es reveladora del poco peso que nuestra cultura política otorga al acatamiento de las leyes.
La escena ocurrió en el departamento de Octavio Paz, durante la visita oficial de Jimmy Carter, en febrero de 1979. México vivía el delirio petrolero y López Portillo atravesaba el cenit de su presidencia imperial.
"Hace falta más televisión cultural patrocinada por la iniciativa privada", escribe Gabriel Zaid en su reciente libro Dinero para la cultura. Zaid sostiene que la próxima licitación "debería estipular la finalidad cultural".
"No pago para que me peguen”, fue la frase que utilizó López Portillo para quitar la publicidad a Proceso. No era la primera vez que ocurría el atropello ni sería la última.
En México el futbol se ha vuelto casi tan popular como las fiestas religiosas. No lo fue siempre. Durante la primera mitad del siglo XX, rivalizaban con él otros deportes.