Solo una estrategia de firmeza, pero también de contención responsable, secundada por la ONU y los principales países de Occidente, paliaría el temblor apocalíptico que nos circunda y envuelve.
Resulta extraño que un presidente dedicado a impartir diariamente clases de historia desdeñe la enseñanza de la historia en los llamados libros de texto gratuitos de primaria.