"Vengan a conocer a mi amigo José María Pérez Gay, está de visita de Alemania, allá vivió el 68", nos dijo Héctor Aguilar Camín (mi compañero de doctorado de historia en El Colegio de México), en algún momento de 1969.
En las Obras completas de Simón Bolívar, perdido entre 2,923 cartas y discursos, hay un documento tan extraño que algunos historiadores han dudado de su paternidad.
¿Cuándo y por qué se deterioró en México la imagen del maestro? No lo sé, pero es urgente repararla. Todos tuvimos maestros que nos marcaron para bien.
Fernando Savater no se engaña: desde sus primeros libros (Apología del sofista, La filosofía tachada) hasta los más recientes como Ética de urgencia, Savater piensa, cree o sabe que todo termina mal.
Yoani Sánchez, la valerosa disidente cubana que con la intensa actividad en su blog y su cuenta de Twitter ha despertado la conciencia de cientos de miles de lectores sobre el drama de su país, pasó unos días en México.
En 1986, cuando dábamos apenas los primeros pasos en la concepción de un México democrático, leí en The New York Review of Books un ensayo que me impresionó.
Nadie, ni siquiera Hobsbawm -que como marxista orgulloso e impenitente creyó siempre en las vastas fuerzas impersonales de la economía- escapó a sus determinaciones biográficas.