Era Rafael Tovar y de Teresa un amigo extraordinario. Al enterarme de su muerte (tristísima, prematura, injusta) vinieron a mi mente sus actos de generosidad.
Genaro Borrego ha escrito un opúsculo tan notable como inusual en la tradición política de México: unas memorias de su vida pública bajo la forma de una carta de amor al hogar de sus ancestros, al antiguo estado que alguna vez gobernó, a la noble y generosa tierra de Zacatecas.
Hace dos semanas recibí un correo de Luis González de Alba reclamándome un elogio a José María Morelos:. Celebré su crítica porque me permitía retomar la conversación con Luis, una de las personas más rectas, lúcidas y valientes que he conocido.
En la misma, antigua casa de la calle de Xola donde la conocí hace más de medio siglo, vive doña Rosario Sánchez viuda de Szekely. Recuerdo cuando visité a aquella familia por primera vez.
Extrañaré su sabiduría, su sutil apreciación del arte, su capacidad casi infantil para el asombro, su buen juicio moral, su elegancia intelectual, su sensibilidad literaria.
El 5 de junio se cumplió un año de la muerte de Manuel Camacho Solís. Aunque nuestras opiniones políticas fueron casi siempre divergentes, fuimos buenos amigos. Es hora de recordarlo.