El PRI es uno de los últimos dinosaurios políticos del siglo. Nació en 1929 con el doble propósito de dar un elemento de legitimidad legal y ordenar civilizadamente la sucesión presidencial que los caudillos de la Revolución habían resuelto hasta entonces a balazos.
“La guerra -escribió el célebre historiador árabe Ibn Jaldún- es un hecho natural: no ha cesado jamás desde que Dios creó a los hombres, no hay raza ni pueblo a salvo de ella".
Hace medio siglo, en los momentos más oscuros e inciertos de la segunda guerra mundial, Marc Bloc notó que entre las épocas históricas deberían establecerse lazos de mutua inteligibilidad.
Es casi la medianoche del 26 de noviembre. Frente a la plaza de Wenceslao, al pie del Museo Nacional que con iluminación parece una obra de orfebrería, una brigada de estudiantes detiene nuestro auto.