México es buena materia para noticias de primera plana en caso de catástrofes: derrumbes del peso, terremotos naturales o políticos, inundaciones, escándalos de droga y corrupción.
Ha llegado la hora de los balcanes históricos. Cada persona, familia, pueblo o nación hará el suyo. Habrá análisis cuantitativos y cualitativos, temáticos o cronológicos, optimistas o sombríos.
Aunque a nadie le gusta perder, perder es una experiencia tan natural en la vida de las naciones, las sociedades, las empresas, las familias y las personas que quien no aprende a perder tampoco sabe ganar.
A mi parecer, no cualquiera tiempo pasado fue mejor, salvo uno: aquél en que conversaba semanalmente con Luis González en su casa de México. "¿Qué novedades nuevas?"
En un país como México, cuya experiencia central -histórica y mítica- en el siglo XX fue una revolución social; en un país como México, que sigue siendo -en las palabras de Humboldt- el reino de la desigualdad, la izquierda debería haber accedido al poder público desde hace mucho tiempo.
Una institución peculiar enmarca en México las cuatro palabras de sonoras erres -reforma, revuelta, rebelión y revolución- que han caracterizado a los movimientos estudiantiles en el mundo: la Universidad Nacional Autónoma de México.