En una entrevista que me hizo la revista Proceso a principio de este sexenio aventuré la opinión de que mi generación, la llamada generación del '68 iba a transformar radicalmente a este país.
Aunque la palabra "Izquierda" se sigue usando en México como si viviéramos en tiempos de los Beatles, la identidad que el término denota, ya sea como sustantivo o como adjetivo, atraviesa por una profunda crisis.
Aunque quizá no se ha escrito la última palabra acerca de la querella en San Luis Potosí, es hora de sacar conclusiones preliminares sobre las elecciones de mitad de sexenio y el estado actual de nuestro (largo) tránsito a la democracia.
Lo justo hubiese sido que la decisión proviniera de la justicia, no del poder; que el tribunal electoral del Estado libre y soberano de Guanajuato hubiese anulado la elección en vista de las irregularidades.
San Luis Potosí es tierra de luchadores cívicos. Hay quien piensa que el derrumbe del porfiriato empezó el 20 de noviembre de 1910, o dos años antes, con la entrevista Díaz-Creelman.
El PRI es uno de los últimos dinosaurios políticos del siglo. Nació en 1929 con el doble propósito de dar un elemento de legitimidad legal y ordenar civilizadamente la sucesión presidencial que los caudillos de la Revolución habían resuelto hasta entonces a balazos.
Una semana antes de las elecciones participé en el programa de televisión de la revista Nexos (la "odiosa'' competencia) sobre el sugerente tema "La democracia que queremos''.