De todos los historiadores contemporáneos dedicados a México, ninguno corresponde mejor, actualizándola, a la figura del historiador que el siglo XIX trabajó con los materiales clásicos que Enrique Krauze.
Como un símbolo de los inagotables recursos morales de México, la mejor biblioteca literaria del siglo XX se abre al público en un edificio que fue el emblema de la violencia artera y sediciosa.
En 2010, nuestra literatura lamentó la partida de muchos escritores. Unos, como Alí Chumacero o Antonio Alatorre, vivieron existencias largas y fructíferas.
Cuando Frank Tannenbaum (1893-1969) publicó México, la lucha por la paz y por el pan (1950) fue satanizado como un gringo que deseaba frenar el progreso de México encabezado por el presidente Miguel Alemán: la industrialización.
El Centenario de la Revolución es un buen momento para plantear la más herética de las preguntas: ¿qué habría pasado si Madero, en vez de optar por las armas, hubiese persistido en la vía pacífica? Era posible.