Aunque el Segundo Imperio mexicano ha originado diversas obras literarias, la historiografía había demostrado poco interés por ese periodo. En tiempos recientes, han aparecido estudios centrados en las fuerzas de la geopolítica que dictaron aquellos hechos. Una perspectiva que tendría que afinarse con la dimensión psicológica de los personajes.
A caballo entre la vida empresarial y los avatares de la política, Joaquín García Icazbalceta –cuyo bicentenario se cumple este mes– encontró el tiempo para cultivar tres grandes pasiones: la bibliografía, la edición y el estudio de la historia y la historiografía coloniales. Recobrar por sí solo el legado cultural del siglo XVI resume el sentido de su admirable vocación.
Conferencia de Enrique Krauze, Miembro de Número de la Academia Mexicana de la Historia, sillón 4. Sesión 1 del ciclo de conferencias: Don Joaquín García Icazbalceta, en el bicentenario de su nacimiento.
Sometimes the great moments of history are the small moments of history. Such is the case with the short-lived Munich Revolution. Compared to the world wars or the Russian Revolution, it seems like a footnote about a failed adventure. But its significance is far greater.
Las relaciones entre los dos países se establecieron en 1836. A partir de entonces, la cultura comenzó a dar lo que la política había arrebatado: obra, obra perdurable.