Para enfrentar la crisis del coronavirus, México necesita librarse inmediatamente del virus del odio. Y la primera persona que debe erradicarlo de su discurso y su actitud es el presidente.
Las descalificaciones que el presidente López Obrador lanza contra el periódico Reforma no solo atentan contra la libertad de expresión. Representan un agravio a la memoria de grandes periodistas ya desaparecidos que escribieron y trabajaron en ese diario y que no tienen manera de defenderse.
El maltrato a la mujer es la mayor vergüenza de este país. Y la epidemia de feminicidios no es más que su atroz consecuencia. Hoy las mujeres alzan la voz para poner un hasta aquí a los desmanes del macho mexicano.