Beyond the validity of the suit, something of much larger impact is at play: the need to nourish a debate on the true history of a war the United States has conveniently forgotten or camouflaged and which now, more than ever, should be honestly remembered as it was.
Al menos tres generaciones en Occidente (las nacidas después de la Segunda Guerra Mundial) creyeron que el fin de la Guerra Fría derivaría en el triunfo pleno y definitivo de la libertad y la democracia.
Ocurrió con el ascenso de Hitler. ¿Cómo es posible —se dijo— que Alemania, la tierra de Goethe y Schiller, de Bach y Beethoven, de Kant y Hegel, haya descendido a la barbarie? Parecía impensable, imposible.
Desde que apareció en escena, Trump ha estado hasta en la sopa de los ciudadanos de Estados Unidos. Conforme su inverosímil candidatura fue tomando vuelo, comenzó a estar presente en las sopas de todo el mundo.
Estados Unidos ha sido un vecino difícil, a veces violento, casi siempre arrogante, casi nunca respetuoso y pocas veces cooperativo. México, en cambio, ha sido el vecino ideal.