Estados Unidos ha sido un vecino difícil, a veces violento, casi siempre arrogante, casi nunca respetuoso y pocas veces cooperativo. México, en cambio, ha sido el vecino ideal.
La portada de Letras Libres de octubre presentaba un acercamiento al rostro rollizo y arrogante de Donald Trump, con un bigotillo recortado en el que se leían dos palabras: fascista americano.
“Pobre México, tan lejos de Dios, tan cerca de los Estados Unidos”, la frase, atribuida al presidente Porfirio Díaz, pocas veces correspondió a la realidad… hasta el día de ayer.