En una visita a México en 1869, William H. Seward, el secretario de Estado de Abraham Lincoln durante la Guerra de Secesión, comparó a Juárez con aquel gran presidente.
Sabemos lo que pensaban de la Revolución los revolucionarios pero ignoramos lo que pensaban quienes no participaron en ella, los que se llamaban a sí mismos "pacíficos" y que el historiador Luis González bautizó como "los revolucionados".
Hay quien piensa que la Revolución Mexicana es un hecho tan remoto que la reflexión sobre ella sólo interesa a los historiadores o estudiantes de historia.
"La caballada está flaca", dijo alguna vez el gobernador y cacique de Guerrero Rubén Figueroa, refiriéndose a los precandidatos de la cuadra que ganaba todas las carreras en el pasado.
Por mucho tiempo creí que Congreso -lo que se dice Congreso- tuvimos sólo en dos breves episodios, casi prehistóricos: la República Restaurada y el período presidencial de Madero.
Ahora que el Congreso ha vuelto a ocupar el lugar que legalmente le corresponde, vale la pena recordar su azarosa historia porque no faltan en ella lecciones útiles para nuestro tiempo.
Ahora que el monumento a Cuauhtémoc ha vuelto remozado a su sitio original -o casi-, vale la pena recordar su historia. Porfirio Díaz lo develó en una fastuosa ceremonia el 21 de agosto de 1887.
Hace un par de semanas acudí a la Facultad de Ingeniería de la UNAM, para dar una conferencia en el marco de los 75 años de la autonomía universitaria.