La palabra calidad, en términos históricos, debería ser sinónimo de la palabra excelencia. Cualquier revisión histórica de la calidad en México equivale a preguntarnos cuándo ha alcanzado nuestro país momentos de excelencia.
Entre las muchas cosas grandes y maravillosas que México Heredó de Nueva España, no está nuestra peculiar concepción del Estado ni las infinitas variantes de nuestro dogmatismo.
Aunque la Iglesia mexicana integra a toda la comunidad de fieles y cualquier generalización sobre ella es siempre aventurada, cabe afirmar que durante el siglo XIX se negó a leer el sentido de los tiempos.
"Las cosas perseveran en su ser'', decía Spinoza. También las maneras de pensar, pensar mal o no pensar. Uno de los métodos intelectuales que por lo visto "persevera en su ser'' es la falsificación de la historia.
La realidad ha desmentido a las ideologías, pero no a las teorías. El marxismo, la ideología social por excelencia, con su gran pretensión científica, con su soberbia histórica y moral, se ha derrumbado frente a nuestros ojos.
El PRI es uno de los últimos dinosaurios políticos del siglo. Nació en 1929 con el doble propósito de dar un elemento de legitimidad legal y ordenar civilizadamente la sucesión presidencial que los caudillos de la Revolución habían resuelto hasta entonces a balazos.