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El niño Fidel escribe a Roosevelt

Hay documentos que valen oro para un biógrafo. Es el caso de una carta escrita de puño y (buena) letra por Fidel Castro al Presidente Franklin Delano Roosevelt a fines de 1940. Fue descubierta en 1977, en los Archivos Nacionales de Washington. Algunos biógrafos de Fidel han reparado en ella, no sé si de modo suficiente. Yo no soy (ni seré) su biógrafo, pero la encuentro reveladora y premonitoria. Vale la pena citarla (con todo y erratas) en inglés, idioma en que fue escrita.

Santiago de Cuba
Nov 6 1940
Mr Franklin Roosvelt, President of the United States.

My good friend Roosvelt I don't know very English, but I know as much as write to you. I like to hear the radio, and I am very happy, because I heard in it, that you will be President for a new (periodo). I am twelve years old. I am a boy but I think very much but I do not think that I am writing to the President of the United States. If you like, give me a ten dollars bill green american, in the letter, because never, I have not seen a ten dollars bill green american and I would like to have one of them.

My address is: / Sr Fidel Castro / Colegio de Dolores / Santiago de Cuba / Oriente Cuba.

I don't know very English but I know very much Spanish and I suppose you don't know very Spanish but you know very English because you are American but I am not American.

(Thank you very much) / Good by. Your friend, / [Signed] / Fidel Castro

If you want iron to make your sheaps ships I will show to you the bigest (minas) of iron of the land.

They are in Mayarí Oriente Cuba.

Mi traducción es la siguiente:

Santiago de Cuba
6 de Noviembre de 1940
Señor Franklin Roosvelt,
Presidente de los Estados Unidos.

Mi buen amigo Roosevelt no sé mucho inglés, pero sé lo suficiente para poder escribirle. Me gusta escuchar la radio y estoy muy feliz de haber oído que usted va a seguir siendo Presidente por un nuevo período. Yo tengo doce años, yo soy un chico pero yo pienso mucho aunque ahora no pienso que estoy escribiendo al Presidente de los Estados Unidos. Si le parece bien, envíeme un billete verde estadounidense de diez dólares, en la carta, porque nunca vi un billete verde estadounidense de diez dólares y me gustaría tener uno.

Mi dirección es: Sr Fidel Castro / Colegio de Dolores / Santiago de Cuba / Oriente Cuba.

Yo no sé mucho inglés pero sí se mucho español y supongo que usted no sabe mucho español pero sí inglés, porque usted es Americano y yo no soy Americano.

(Muchas gracias). Adiós. Su amigo/ Firma / Fidel Castro

Y si quiere hierro para hacer sus barcos yo le puedo enseñar donde están las minas de hierro más grandes de la tierra. Están aquí en Mayarí, Oriente, Cuba.

Hasta aquí la carta. ¿Qué nos dice? La firma de Fidel (que antecede su nombre completo) haría las delicias de un psicólogo de la caligrafía: la gran palabra Castro enmarcada en trazos y curvas. Fidel a los catorce años (error extraño ¿o calculado?: en la carta dice tener doce) le habla de tú al Presidente de Estados Unidos. Parece no creer estarlo haciendo, pero lo hace. Es su querido amigo. Y están en plano de igualdad: si bien él no habla mucho inglés, tampoco Roosevelt habla mucho español. Sabe que es un niño (o, mañosamente, finge serlo) pero le advierte "pienso mucho". Establecidas con evidente orgullo y seguridad sus credenciales, le pide -con alguna cortesía- un billete verde: se lo pide porque sí, porque nunca ha visto uno. Finalmente agrega una declaración sobre la grandeza de Cuba (sus minas de hierro) y una invitación a explotarlas. Esa invitación anticipa la conciencia futura de un agravio: la convergencia entre negocios y política siempre fue tan natural para Estados Unidos como letal para los cubanos.

La carta de Fidel fue recibida en el Departamento de Estado, como constan los sellos. El chico no recibió respuesta. Tampoco los 10 dólares. ¿Habría cambiado la historia si el "querido amigo" Roosevelt hubiera contestado? Quizá no, entre otras cosas por la dirección desde la cual el niño escribe su carta: es el famoso Colegio de Dolores, la escuela jesuita donde estudió Fidel y que acaso plantó en él la idea de formar, muchos años después, un ejército de devotos, armados de una nueva fe: el Fidelismo.

La psicología de un líder no determina toda la historia de un pueblo, pero en el caso de Fidel y Cuba la determinación es clara. Castro se ha enfrentado con todos los presidentes de Estados Unidos de Roosevelt a Obama (menos Truman). Ese enfrentamiento está en su naturaleza. "Infancia es destino", pero los tiempos cambian, "querido amigo".

Reforma

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