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Misión ejemplar

En Cuernavaca, la "ciudad de la eterna primavera", ocurrió en marzo de 2011 el asesinato del hijo del poeta Javier Sicilia. A partir de ese momento, en vez de actuar como Job y denostar al Dios, en el que profundamente cree, Sicilia asumió una misión ejemplar: dar voz a los muertos, consolar a los deudos, llevar un mensaje de paz por todos los rincones de este dolido y perplejo país. Pero su Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad busca más: vías prácticas para que el combate a la delincuencia sea más eficaz y humano. A Sicilia lo mueve un genuino temple religioso. Es hijo de los cambios del mundo católico a partir del Concilio Vaticano II. En Cuernavaca, Sicilia fue discípulo de Iván Illich, el filósofo del anarquismo católico cuya crítica radical a la modernidad sigue vigente. Autor de poemarios, novelas y biografías, Sicilia ha sido también editor de excelentes revistas literarias como Ixtus y Conspiratio. A diferencia de otras figuras de la escena política mexicana y latinoamericana, Sicilia no busca el poder: es un hombre de espíritu, volcado hacia la vida pública para alentar, con su palabra, la participación cívica.

Publicado en El País, 31 de diciembre de 2011.

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