Con los delincuentes, la solución reside en la aplicación de la ley por parte de un Estado que debe hacer uso de todos los medios a su alcance para cumplir con su mandato primero: proteger la vida humana.
Los datos no mienten, los gobiernos sí. Porfirio Díaz hizo correr sangre. Pero no tanta como muchos caudillos y gobernantes que pertenecen al Panteón Nacional.
No sé cuánto durará la nueva presidencia imperial, no sé cuándo lograremos consolidar una presidencia institucional, pero en todos los casos habrá que seguir diciendo NO al poder, en particular al poder absoluto en manos del presidente en turno.
El gobierno que se proclama liberal quiere modificar la escritura liberal de nuestra historia plasmada en el Paseo de la Reforma. No hay razón que lo justifique.
El presidente de Estados Unidos podría persuadir a Andrés Manuel López Obrador de que valores comunes hacen buenos vecinos, más si son socios y amigos.
El gobierno ha desdeñado la evidencia científica en su manejo de la pandemia de covid-19. Si nada cambia, la historia emitirá un dictamen severo sobre la grave responsabilidad del régimen en la mayor tragedia sanitaria de la historia contemporánea de México.