La aparición de una nueva biografía de Simón Bolívar escrita en inglés por la autora peruana Marie Arana, Bolívar: American Liberator, me llevó a realizar una tarea largamente pospuesta: leer diversas biografías del libertador y sumergirme en los dos gruesos volúmenes que atesoro y que reúnen sus casi tres mil cartas.
En las Obras completas de Simón Bolívar, perdido entre 2,923 cartas y discursos, hay un documento tan extraño que algunos historiadores han dudado de su paternidad.
"No olviden a este pequeño condottiero del siglo XX”, escribió el Che Guevara a sus padres antes de embarcarse hacia Bolivia, la estación final de su singular aventura.
Las crónicas que refieren la llegada del obispo a su Diócesis de Chiapas lo describen como un “buen teólogo y consumado jurista [...] Tenía el alma atribulada por el trato de los indios esclavos que se compraban y vendían como hatos de ovejas [...] Predicaba como apóstol enseñándoles los medios de su salvación que era poner fin a un trato tan ilícito”.