"¿De dónde viene la corrupción?" La pregunta de mi hijo mayor me tomó por sorpresa. Cuando tenía su edad, no se me ocurrió formular a mi padre una cuestión similar.
El envío final de aquella conversación para y por los jóvenes que exploraba mi propia experiencia generacional y la veía en el espejo del presente, fue breve pero quiso ser contundente y claro.
Por muchos años sufrí la tortura de ver mi nombre precedido siempre por la fórmula "el joven historiador''. Hacía décadas que había dejado de ser propiamente joven pero la fórmula seguía allí, inalterable.