Reconocer sin dobleces la legitimidad del combate que el Estado mexicano libra contra el crimen organizado no implica aprobar las tácticas específicas utilizadas por el gobierno.
El Centenario de la Revolución es un buen momento para plantear la más herética de las preguntas: ¿qué habría pasado si Madero, en vez de optar por las armas, hubiese persistido en la vía pacífica? Era posible.