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La derrota del PMA

Nuevo León votó por el voto. Al parecer, el proceso electoral fue pacífico, ordenado y, si no enteramente limpio, sí más limpio que el de varias experiencias pasadas. Ganó el PRI por una mayoría considerablemente superior a la de la elección presidencial. El PAN tuvo el apoyo notable que ya presagiaba la concentración popular en la Macroplaza. El PRD sacó un porcentaje pequeño, quizá, en relación con sus expectativas. Lo más importante fue el retroceso del PMA (Partido Mexicano Abstencionista).

La afluencia de electores en Nuevo León puede compararse, ventajosamente, con la de algunos estados norteamericanos que no sólo han ejercido la democracia desde hace casi dos siglos sino que nacieron con ella. La lección para el PRI es clara. Aunque este partido requiere, a mi juicio, de una transformación radical y creativa que no se ve en el horizonte, no hay duda de que la limpieza electoral les ha redituado. Sócrates Rizzo gobernará con una conciencia más limpia que la de otros gobernadores. Es obvio que los apoyos financieros y de toda índole que ha recibido y sigue recibiendo el PRI por parte del gobierno distorsionan de entrada cualquier elección. Es obvio, también, que mientras no se corrija este ""vicio de origen'' (como dirían los abogados) el PRI seguirá siendo un organismo siamés del Estado y no, como su nombre lo indica, un Partido (que viene de la palabra Parte).

Con todo, el respeto al sufragio que se ha dado en Nuevo León es un dato positivo para el PRI y sobre el PRI. Si el PRI se decide en el futuro a generalizar esta actitud en el país, a votar por el voto, a propiciar la transparencia en las urnas y las conciencias, irá ganando credibilidad en el amplio, muy amplio, sector ciudadano frente al cual está desprestigiado. Con la atinada campaña de Rogelio Sada, el PAN obtuvo una tercera parte de los votos. Si sus ansiosos militantes recordaran los largos años en que el sufragio ha sido adulterado en detrimento de ellos y los decenios en los que el PAN fue sólo una presencia simbólica (""místicos del voto'' los llamó Ruiz Cortines) el resultado debería alentarlos. Mi impresión personal es que las rencillas internas han dañado la imagen de este partido más de lo que sus exponentes principales quieren ver.

¿Cómo es posible, se pregunta quizá el elector, que a unos años del inicio de la lucha democrática combatan entre sí? De un partido democrático no se espera, por supuesto, la total uniformidad, pero sí cuando menos el limado de las aristas de tensión más afiladas. El candidato del PRD, Lucas de la Garza, ha dicho que en estas elecciones su partido consolidó el tripartidismo en la entidad. Aunque el exiguo resultado que obtuvo parecería desmentirlo, pienso que no le falta razón.A distancia, su campaña dio una impresión de mesura que contrasta con los desplantes demagógicos que han caracterizado, en gran medida, al desempeño público del PRD. La lección para ellos debería ser igualmente clara: Nuevo León, como México, no escuchará las engañosas sirenas del populismo que ya estuvo en el poder con Echeverría y López Portillo y que nos llevó a la ruina.

La receta para la izquierda mexicana (cualquiera que sea el contenido que se dé a la palabra ""izquierda'' en tiempos de Yeltsin, la apertura en Albania o la guerra civil en Yugoslavia) sigue siendo la misma desde hace años: la receta española de Felipe González. ¿Quiere usted aspirar al poder? Proceda a demoler clara, abierta, públicamente su edificio doctrinario, su edificio ideológico, porque dentro de ese edificio se sacrificaron millones de seres humanos. Siga siendo, como cualquier heredero de la mejor tradición judeo-cristiana, socialista en el corazón. Pero si quiere serlo en política, aténgase a los resultados: su producto ya no vende.

¿Qué ocurrirá en las elecciones que están en puerta? Los factores que concurrieron en el progreso electoral de Nuevo León no estarán presentes en los otros estados. Ninguno tiene, para citar un ejemplo, la prensa de Nuevo León. En El Norte se dió un debate entre los tres candidatos que no se ha repetido hasta ahora en Sonora, San Luis Potosí o Guanajuato. Las tradiciones corporativas del PRI son más arraigadas en estos dos últimos estados, y son mayores también sus instintos de corrupción y violencia. Con los reflectores internos e internacionales que en agosto apuntarán hacia nosotros sería una lástima que el PRI recurriera a los viejos métodos de atropello electoral: perdería lo ganado en Nuevo León. Sería, además, muy peligroso.

Hace unos años era infrecuente ver el nombre de México en las primeras planas de los diarios extranjeros. Hace unos años toda la ropa sucia se lavaba en casa... o se dejaba sucia. Pero pasó el tiempo y ¿quién lo diría?: bastó un episodio de violencia electoral para ver a Tejupilco en el New York Times.

El Norte

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