En los tiempos de su vejez, tan o más creativos que los de su juventud y madurez, Daniel Cosío Villegas se interesó en la televisión como espacio de reflexión política y difusión de la historia.
No existe un consenso nacional de repudio al crimen organizado. España tardó en construirlo, hasta que la escalada de crueldad por parte de ETA convenció a la inmensa mayoría de que era necesario manifestarse clara y públicamente contra esa organización.
Con el grave tono de un profeta bíblico, Sicilia ha fustigado a los poderes públicos y les ha exigido que pidan perdón a la ciudadanía por su cuota de responsabilidad en lo que, con razón, ha llamado "la emergencia nacional".
Si se busca el poder, hay que quererlo de verdad. Esa voluntad casi obsesiva, obviamente, no es condición suficiente pero sí necesaria para alcanzarlo.
Frente a la mesa donde se llevó a cabo uno de los actos más dramáticos y significativos que he atestiguado, recordé otro movimiento que exigía un diálogo público, y otro presidente que, a diferencia de Calderón, se rehusó aceptarlo.