Mark Lilla es una rara avis en el confuso panorama intelectual contemporáneo: un heredero de los enciclopedistas franceses, la Ilustración inglesa y el humanismo alemán.
Lo conocí una tarde brumosa en el otoño de 1981, en su estudio del célebre All Souls College de Oxford. Me dijo que disponía de unos 10 ó 15 minutos y hablamos más de dos horas.