En sus apuntes sobre nacionalismo, Orwell escribió: "el nacionalismo no debe confundirse con el patriotismo... Por patriotismo entiendo la devoción por un lugar o una particular forma de vida que para uno son los mejores del mundo, pero que no se pretende imponer a otras personas.
¿Qué clase de espacio, de engendro, de prodigio es la ciudad de México? Como en las antiguas mitologías indígenas, parece la corporización urbana de la dualidad, el cielo y el infierno en un palmo de terreno milenario.
Los reportajes sobre Iraq que Mario Vargas Llosa publicó la semana pasada en El País y Reforma son un ejemplo de oficio literario y periodístico y una lección de ética intelectual.
Cuando hace un año exactamente las autoridades de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara me comentaron que el próximo país invitado sería Cuba.
"México -afirmaba Octavio Paz- es un polo excéntrico de Occidente". Excéntrico, pero no opuesto. Y menos aún desde que conquistamos nuestra normalización democrática.