Concentrado en sus enemigos, el gobierno de Bush se ha olvidado de sus amigos. Sólo una región del mundo pasó inadvertida en el reciente discurso de Bush: Latinoamerica.
"Los pacifistas occidentales se especializan en eludir preguntas incómodas", apuntó George Orwell, en sus "Reflexiones sobre Gandhi", publicadas en 1949.
El corresponsal de The Economist en México durante los ochenta Michael Elliott (que años más tarde llegó a ser editor de Newsweek y Time), me dijo alguna vez que la señal infalible del eventual acceso de México a la democracia sería nada menos que el aburrimiento.
Cuando hace un año exactamente las autoridades de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara me comentaron que el próximo país invitado sería Cuba.
Porfirio Díaz nunca ocultó sus simpatías hacia el Imperio del Sol Naciente: las expresaba en el trato especial a sus diplomáticos, y hasta en ciertas minucias de gusto artístico como el consentimiento (nunca llevado a cabo) de establecer al lado de las pirámides de Teotihuacán un jardín japonés.
Con el voto del 6 julio de 2000 los ciudadanos no concedieron un triunfo sino un empate. El mensaje pareció ser: ¿Quieren que creamos en la democracia?