En el México de hoy la vuelta al caudillismo por encima de las instituciones es muy improbable y que el nuevo presidente electo gobernará el país como un líder porque une al carisma la racionalidad. Sus riesgos provienen de su relativa inexperiencia y de los embates del México bronco: las guerrillas, el narcotráfico, las movilizaciones sociales.
La alternancia, en teoría, no es una condición necesaria ni por lo tanto suficiente para la democracia. El electorado, en teoría, puede optar eternamente por un partido político a expensas de sus competidores.
Hipótesis casi axiomática: la riqueza de experiencia práctica hace buenos políticos. En la historia norteamericana, el ejemplo supremo fue Abraham Lincoln.
En el fin del milenio se practicó con exceso la dudosa ciencia de la celebridad, esa pasión por la contabilidad histórica que consiste en hacer simples listas de "los mejores y más brillantes".